Rock inscriptions of the Grama Bay

Las inscripciones rupestres de la bahía de Grama en albanés: Mbishkrimet shkëmbore në Gjirin e Gramës es un yacimiento arqueológico del suroeste de Albania, en el condado de Vlorë, en la bahía de Grama, situada en la costa jónica de los montes Karaburun, que incluye unas 1.500 inscripciones rupestres que datan del siglo III a.C. a los siglos XV-XVI. El nombre de la bahía tiene su origen en la palabra griega γράμμα que significa "letra".

La pequeña bahía, de difícil acceso por tierra pero con abundantes manantiales, había sido siempre un lugar de parada y refugio favorito para los que navegaban por la costa: marineros, soldados, comerciantes y piratas. La ciudad de Oricum, situada a 12 km al norte, fue fundada en el siglo VII a.C. y sus habitantes empezaron a utilizar la bahía de Grama como cantera en el siglo III a.C. de donde podían extraer piedra caliza de buena calidad. Las primeras inscripciones grabadas en la pared rocosa oriental de la bahía fueron realizadas por los propios trabajadores de la cantera. Durante los 2.000 años siguientes, otros navegantes hicieron sus señales en la roca, que acabaron en la antigua cantera cubierta por 1.500 inscripciones. La mayoría están escritas en griego antiguo y latín, pero también se incluyen inscripciones en lengua mesapia, así como las realizadas por griegos bizantinos o turcos otomanos. Suelen dar el nombre del pueblo y el de sus embarcaciones y a menudo invocan a los Dioscuros. También aparecieron personajes históricos en la bahía de Grama y pusieron sus marcas en la roca, como Pompeyo en el 48 a.C. o Juan V Palaiologos en torno a 1369. En realidad, el estadista romano Sula nunca visitó la bahía, pero en el año 86 a.C. tras derrotar a Mitrídates VI del Ponto durante la Primera Guerra Mitrídica, ordenó conmemorar su triunfo con una nueva inscripción realizada en las rocas de la bahía de Grama. Las inscripciones medievales invocan la ayuda del Señor.

Los que llegaron a la bahía de Grama después del siglo XV continuaron la tradición de hacer sus propios grafitos, pero estas piezas tienen menos valor arqueológico. Lo más considerable es que se pueden ver inscripciones hechas por las manos de los himariotas durante los siglos XIX y XX, así como grafitos de los soldados de Enver Hoxha en la segunda mitad del siglo XX.