Finca La Vigía, La Habana

Finca Vigía, el refugio habanero de Hemingway

Ubicada en las afueras de La Habana, Cuba, la Finca Vigía es una ventana al legado de uno de los escritores más influyentes del siglo XX, Ernest Hemingway. Esta propiedad, que en español significa "mirador de la finca", fue el hogar del célebre autor estadounidense durante más de dos décadas, desde 1939 hasta 1960.

Construida en 1886, la finca se asienta en una colina en el pequeño pueblo de San Francisco de Paula, ofreciendo una vista panorámica de la capital cubana y el mar Caribe. Hemingway adquirió la propiedad en 1940, después de haber vivido inicialmente en el Hotel Ambos Mundos en La Habana. La casa, de estilo colonial, está rodeada de exuberantes jardines y una vegetación que evoca la pasión de Hemingway por la naturaleza y la vida al aire libre.

Durante su tiempo en Finca Vigía, Hemingway escribió algunas de sus obras más famosas, incluyendo "Por quién doblan las campanas" y "El viejo y el mar", la última de las cuales le valió el Premio Pulitzer en 1953. La propiedad también fue testigo de su pasión por la pesca, una actividad que inspiró gran parte de su escritura.

Hoy en día, la Finca Vigía es un museo que preserva la memoria y los objetos personales del escritor. Los visitantes pueden explorar los jardines y observar la casa desde sus ventanas y puertas, pues no está permitido entrar para proteger los artículos personales de Hemingway. La residencia se mantiene tal como la dejó el autor, con su biblioteca de más de 9,000 libros, la máquina de escribir en la que creó algunas de sus obras maestras, y su colección de trofeos de caza.

La casa también alberga el famoso barco de Hemingway, el Pilar, anclado en un pabellón especialmente construido para exhibirlo. El barco es un elemento central en la comprensión de la vida del escritor en Cuba, simbolizando su amor por la aventura y el mar.

Finca Vigía es un sitio de peregrinación para aficionados a la literatura y admiradores de Hemingway de todo el mundo. La finca fue declarada Monumento Nacional en Cuba en 1962 y se ha trabajado en su restauración y conservación, con esfuerzos conjuntos entre instituciones cubanas y estadounidenses.