Hechos sobre: Alytes obstetricans
El sapo partero común, un fascinante miembro de la familia de los sapos parteros (Alytidae), se encuentra en varios países europeos, incluidos Bélgica, Francia, Alemania, Luxemburgo, los Países Bajos, Portugal, España, Suiza y el Reino Unido. Lo que distingue a esta especie es su comportamiento reproductivo único: el sapo macho lleva los huevos en su espalda y muslos hasta que eclosionan.
Estos sapos prosperan en una amplia gama de hábitats. Pueden encontrarse en bosques templados y secos, matorrales, áreas cercanas a ríos, lagos de agua dulce, humedales, desiertos, tierras de cultivo, pastizales e incluso zonas urbanas. Desafortunadamente, se encuentran cada vez más amenazados por la pérdida de hábitat.
En cuanto a su apariencia, el sapo partero común puede alcanzar los 5,5 centímetros de longitud, siendo las hembras generalmente más grandes que los machos. Tienen un cuerpo robusto, una cabeza grande con ojos prominentes y una piel rugosa adornada con verrugas y gránulos. Su coloración varía, lo que les ayuda a camuflarse con su entorno. Estos sapos habitan en varias regiones y altitudes de Europa noroccidental. Son principalmente activos durante el crepúsculo y la noche, y hibernan durante el invierno.
Cuando se sienten amenazados, estos sapos tienen un mecanismo de defensa único: inflan sus cuerpos y adoptan una postura amenazante para disuadir a los depredadores. La reproducción tiene lugar en primavera y verano. Es notable que los machos asumen la responsabilidad de llevar y proteger los huevos, a veces manejando múltiples puestas a la vez. Este comportamiento no solo protege a los huevos de infecciones, sino que también asegura su supervivencia hasta que eclosionan.
El sapo partero común también ocupa un lugar especial en la historia de la biología y la ciencia. En el libro de Arthur Koestler de 1971, "El caso del sapo partero", la especie está en el centro de discusiones sobre paradigmas científicos. El libro profundiza en los controvertidos experimentos de Paul Kammerer, quien afirmó haber demostrado la herencia lamarckiana utilizando el sapo partero, lo que provocó un debate significativo en la comunidad científica.