The Concorde Club, Eastleigh

El Concorde Club fue inaugurado en 1957 en Southampton por el aficionado al jazz Cole Mathieson, y es el club de jazz más antiguo bajo la misma dirección en el Reino Unido. Su prestigio en el mundo del jazz del Reino Unido ha sido reconocido con la concesión, en agosto de 2009, de la primera Placa Azul, tras una votación nacional entre seguidores y músicos de jazz organizada por el Festival de Jazz de Brecon. El premio, que celebra el 50º aniversario del álbum clásico de Miles Davis Kind of Blue, pretende honrar al establecimiento de jazz que se considera que más ha hecho por el desarrollo del jazz en el Reino Unido. El 8 de agosto de 2012, el club celebró su 55º aniversario con un concierto en el que participaron los Alan Barnes All Stars y en el que Barnes presentó una historia ilustrada del Concorde. Dijo a la multitud que llenaba el local: "Hay muy pocos negocios, y mucho menos un club de jazz, dirigidos por la misma persona durante 55 años. Cole ha hecho más que la mayoría para promover el jazz".

Mathieson, antiguo batería de jazz, fundó el Concorde en un restaurante reconvertido en la parte trasera del pub Bassett Hotel de Southampton en 1957, dos años antes de que Ronnie Scott pusiera en marcha su club en Londres. Entre los principales músicos de jazz que tocaron en el Concorde Club en el Bassett se encontraban los maestros estadounidenses Coleman Hawkins, Ben Webster, Buck Clayton, Bud Freeman, Wild Bill Davison, y gigantes del género creados en casa como Nat Gonella, Vic Ash, Tommy Whittle, Tubby Hayes, Joe Harriott, Kenny Baker, Tony Coe, Allan Ganley, además de las bandas de Humphrey Lyttelton, Chris Barber, Acker Bilk, Kenny Ball y Alex Welsh.

El Concorde amplió sus gustos para acoger el rhythm and blues, denominado por Mathieson "primo del jazz". El grupo residente en 1962 era el entonces desconocido Manfred Mann, y otros artistas poco conocidos que hicieron sus primeras apariciones en el club fueron Eric Clapton, Robert Plant, Georgie Fame, Rod Stewart, Ginger Baker y Elton John cuando aún era conocido como Reg Dwight.

En 1970, el Concorde tuvo que buscar un nuevo hogar cuando el Hotel Bassett se convirtió en un asador. Mathieson trasladó el club a una escuela en ruinas de la época victoriana en North Stoneham, cerca de Eastleigh, Hampshire. Durante los más de 30 años siguientes, Mathieson fue desarrollando poco a poco el Concorde hasta convertirlo en un centro de entretenimiento completo. La antigua escuela se ha ampliado para albergar un restaurante, un bar de vinos, una sala de conciertos con 300 plazas y un hotel de 35 habitaciones llamado Ellington Lodge, cada una de las cuales lleva el nombre de un jazzista que haya actuado en el club.

El club cuenta con 4.500 socios y una lista de espera de cientos. Ahora cuenta con noches de bandas tributo, una sociedad de vinos, cenas de empresa y presentaciones, y clubes de cena, pero el jazz sigue siendo el corazón del Concorde. La lista de los artistas de jazz que aparecen regularmente en el Concorde parece un "Quién es quién" del jazz de la posguerra: Sir John Dankworth, Dame Cleo Laine, Don Lusher, George Chisholm, Roy Budd, Digby Fairweather, Alan Barnes, Simon Spillett, Jamie Cullum y estrellas extranjeras del calibre de Stephane Grapelli, Sonny Stitt, Ruby Braff, Barney Kessell, Maynard Ferguson, Scott Hamilton y Bud Shank. El Concorde se ha convertido en un lugar popular para un desfile de destacadas cantantes de jazz, como Clare Teal, Stacey Kent, Jacqui Dankworth y Rosemary Squires. La difunta Marion Montgomery era una cantante habitual en el Concorde, acompañada por su marido, el pianista Laurie Holloway, que suele volver al club con su trío.

Cole Mathieson publicó sus memorias en la primavera de 2008: The Concorde Club, the First 50 Years. Cuenta con una introducción de Humphrey Lyttelton, que "abandonó el edificio" el día en que el libro debía entrar en imprenta. Humph, que hizo su última aparición en el Concorde Club el 9 de abril de 2008, firmó su introducción con un autógrafo acompañado de una caricatura suya. Fue la última caricatura que Humph dibujó, y aceptó que se subastara con fines benéficos, sin darse cuenta de toda su importancia. Su última caricatura recaudó 1.300 libras para el Wessex Cancer Trust.