Mezquita de Al-Aqsa, Jerusalén

La Mezquita de Al-Aqsa, situada en la ciudad de Jerusalén, es uno de los lugares más sagrados del Islam. Este venerado templo se encuentra dentro del complejo conocido como el Monte del Templo o Haram al-Sharif, que es también un sitio de profunda significación religiosa para judíos y cristianos.

Con una historia que se remonta a más de mil años, Al-Aqsa ha sido testigo de innumerables momentos clave en la historia religiosa y política de la región. Tradicionalmente, se cree que la mezquita fue construida en el siglo VII, aunque ha sufrido varias reconstrucciones a lo largo de los siglos debido a terremotos y otras calamidades.

El nombre "Al-Aqsa" se traduce como "la más lejana", haciendo referencia al viaje nocturno (Isra y Mi'raj) que, según la tradición islámica, realizó el profeta Mahoma desde La Meca hasta Jerusalén y desde allí ascendió a los cielos. Por esta razón, es el tercer lugar más santo del Islam después de la Gran Mezquita de La Meca y la Mezquita del Profeta en Medina.

La estructura actual de la mezquita es imponente, con una amplia cúpula plateada y un amplio patio que puede albergar a miles de fieles. El interior está adornado con mosaicos, caligrafía árabe y una serie de columnas y arcos que reflejan el arte islámico a través de los siglos.

Al-Aqsa es un centro de peregrinación para los musulmanes de todo el mundo, especialmente durante el mes sagrado del Ramadán. Además, es un punto focal para la comunidad palestina, simbolizando tanto su herencia cultural como su lucha por la autonomía y el reconocimiento.

El acceso a la mezquita está regulado y puede ser restringido según las tensiones políticas en la región. Los visitantes no musulmanes tienen horarios específicos para visitar y deben ingresar por una puerta especial, aunque no se les permite entrar al interior de la mezquita.