Hechos sobre: Manta ray
Las mantarrayas son criaturas fascinantes pertenecientes al género *Mobula*. Algunas especies pueden alcanzar los 7 metros de envergadura. Se deslizan por el océano abierto, alimentándose de diminuto zooplancton y otros pequeños organismos marinos. Desafortunadamente, estos gentiles gigantes enfrentan numerosas amenazas debido a actividades humanas, incluyendo la contaminación, quedar atrapadas en redes de pesca y ser cazadas por sus branquias. Afortunadamente, tienen cierta protección en aguas internacionales bajo la Convención sobre Especies Migratorias de Animales Silvestres.
Se pueden encontrar mantarrayas en aguas cálidas, ya sean templadas, subtropicales o tropicales. Algunas prefieren vagar por los mares abiertos, mientras que otras se mantienen cerca de la costa. Su historia y clasificación son bastante complicadas, involucrando numerosos cambios de nombre científico a lo largo de los años. Las mantarrayas evolucionaron de sus antepasados, las rayas de fondo, y son únicas entre las rayas por ser las únicas que se alimentan por filtración. Sin embargo, sus registros fósiles son escasos porque sus esqueletos están hechos de cartílago, que no fosiliza bien.
Biológicamente, las mantarrayas tienen algunas características interesantes. Tienen cabezas anchas, aletas pectorales triangulares y aletas cefálicas en forma de cuerno. Sus cuerpos están aplanados horizontalmente e incluso muestran signos de autoconciencia. En cuanto a la reproducción, tienen elaborados rituales de cortejo, y las hembras tienen un largo período de gestación que dura más de un año. A veces, se las puede ver saltando fuera del agua, aunque nadie está muy seguro de por qué lo hacen. También visitan "estaciones de limpieza" donde peces más pequeños eliminan parásitos de sus cuerpos.
Las mantarrayas enfrentan amenazas significativas por la sobrepesca y quedar atrapadas en equipos de pesca. Los esfuerzos de conservación son cruciales, y tratados internacionales como la Convención sobre Especies Migratorias de Animales Silvestres proporcionan cierta protección. Varios países han prohibido la matanza o captura de mantarrayas, y se han establecido áreas marinas protegidas para ayudar a salvaguardar sus hábitats. El turismo de mantarrayas también está en auge, proporcionando ingresos a las comunidades locales y aumentando la conciencia sobre su conservación.