Coricancha, Cuzco

El Coricancha, conocido también como el Templo del Sol, es uno de los sitios arqueológicos más significativos y resplandecientes de Cuzco, Perú. Este complejo fue el santuario más importante dedicado al dios Sol en el imperio incaico, y su nombre en quechua significa "recinto de oro".

Erigido con una arquitectura impresionante, el Coricancha destaca por su precisión y la calidad de su mampostería, con piedras finamente talladas que encajan perfectamente sin la necesidad de mortero. Este lugar no solamente era un centro religioso, sino también astronómico, donde los incas rendían homenaje al sol y seguían sus movimientos para determinar eventos agrícolas.

Durante la época incaica, las paredes del Coricancha estaban recubiertas de láminas de oro, y sus patios adornados con estatuas del mismo metal, simbolizando la opulencia y la conexión espiritual con el dios Sol. Sin embargo, tras la llegada de los conquistadores españoles, el oro fue saqueado y el templo parcialmente destruido para construir la Iglesia de Santo Domingo sobre sus cimientos, en un intento por imponer la religión católica sobre las creencias indígenas.

Hoy en día, el Coricancha es una parada obligatoria para los turistas que visitan Cuzco. Sus ruinas ofrecen una ventana al pasado incaico y a la vez reflejan el choque cultural que se vivió durante la conquista. La mezcla de muros incaicos con estructuras coloniales españolas crea un contraste visual y cultural único.

El sitio está abierto al público y ofrece una perspectiva fascinante de la historia precolombina y colonial. Los visitantes pueden recorrer los restos del templo, admirar los muros originales y aprender sobre la importancia del Coricancha en la cosmovisión inca.