Runamo

Runamo es un dique de dolerita agrietado en Suecia que durante siglos se consideró una inscripción rúnica y dio lugar a una famosa controversia académica en el siglo XIX. Se encuentra a 2,7 km de la iglesia de Bräkne-Hoby en Blekinge, en el sur de Suecia. Durante cientos de años se dijo que era posible leer la inscripción y los eruditos se refirieron a ella.

Ya en el siglo XII, el cronista danés Saxo Grammaticus informó en la introducción de su Gesta Danorum de que la inscripción rúnica ya no era legible por estar demasiado desgastada. Así lo constató una delegación enviada por el rey danés Valdemar I de Dinamarca para leer la inscripción: En Bleking se encuentra una roca que los viajeros pueden visitar, salpicada de letras de carácter extraño. Pues se extiende desde el mar del sur hasta el desierto de Vaarnsland un camino de roca, contenido entre dos líneas un poco separadas y muy prolongadas, entre las cuales se ve en medio un espacio llano, grabado por todas partes con caracteres hechos para ser leídos. Y aunque se extiende de forma tan desigual que a veces atraviesa las cimas de las colinas y a veces pasa por el fondo de los valles, sin embargo se puede discernir que conserva rastros continuos de los caracteres. Ahora bien, Waldemar, hijo ilustre del santo Canuto, se maravilló de ellos, y deseó conocer su significado, y envió hombres para que recorrieran la roca y recogieran con una búsqueda minuciosa la serie de los caracteres que allí se veían; luego debían denotarlos con ciertas marcas, utilizando letras de forma similar. Estos hombres no pudieron recoger ningún tipo de interpretación de los mismos, porque debido a que el espacio hueco de la tumba estaba en parte embadurnado de barro y en parte desgastado por los pies de los viajeros en el pisoteo del camino, la larga línea que se había dibujado se volvía borrosa.

Más adelante, en el libro 7 de la Gesta Danorum, Saxo explica que fue un monumento del rey danés Harald Diente de Guerra a las grandes hazañas de su padre: HARALD, siendo de gran belleza y tamaño inusual, y superando a los de su edad en fuerza y estatura, recibió tal favor de Odín, que el acero no podía herir su perfecta solidez. El resultado fue que las flechas que herían a otros no podían hacerle ningún daño. Tampoco fue una bendición no correspondida, pues se dice que prometió a Odín todas las almas que su espada expulsara de sus cuerpos. También hizo que los artesanos grabaran los hechos de su padre en una roca de Bleking, de la que ya he hablado.

A pesar de que Saxo informó de que la inscripción era ilegible ya en el siglo XII, el médico y anticuario danés Ole Worm declaró en el siglo XVII que había conseguido leer cuatro letras en la descripción: Lund.

La inscripción suscitó un gran interés durante el gótico de principios del siglo XIX. El escritor sueco Esaias Tegnér se refirió a ella en su poema inacabado sobre la giganta Gerðr y Axel, que se convirtió en el obispo Absalon de Lund.

En 1833, la Real Academia Danesa de Ciencias y Letras envió una expedición dirigida por un profesor islandés de la Universidad de Copenhague llamado Finnur Magnússon. La misión consistía en explorar los signos haciendo uso de los conocimientos geológicos y artísticos, entre los que se encontraba el geólogo Johan Georg Forchhammer. Al principio, Finnur fue incapaz de leer los signos, pero resolviendo leerlos de derecha a izquierda e interpretando la mayoría de ellos como runas aglutinantes, creyó discernir un poema. Este poema era un encantamiento de Harald Hildekinn, es decir, Harald Diente de Guerra, para la victoria contra el rey sueco Sigurd Hring en la batalla de Brávellir, o estrofas del poema esquelético que el campeón Starkad compuso sobre la batalla.

El informe de Finnur impulsó al científico sueco Jöns Jacob Berzelius a realizar su propio estudio en 1836, y concluyó que la inscripción no era más que grietas naturales en la roca. Finnur defendió su tesis en una extensa publicación en 1841, pero el arqueólogo danés Jens Jacob Asmussen Worsaae realizó un tercer estudio en el lugar en 1844, que inclinó la opinión general de los estudiosos hacia la teoría de Berzelius. Desde entonces, se considera generalmente un dique de dolerita con fracturas.