Grand Temple, La Chaux-de-Fonds

El reloj de torre del Gran Templo de La Chaux-de-Fonds fue construido en 1860 por Armand Collin por encargo de la ciudad con el apoyo financiero del centro local de pruebas de relojes y se instaló como reloj estándar en la torre de la Iglesia Reformada. Allí sirvió a la metrópoli relojera como base de tiempos durante muchos años hasta que finalmente se trasladó al Museo Internacional de Relojería. A la hora de elegir el fabricante, los especialistas en relojes suizos eran conscientes de que en aquella época ningún fabricante de relojes de torre igualaba a Collin en París en cuanto a calidad de ejecución. Collin había sido el sucesor de Bernard-Henri Wagner en su taller desde 1852.