KZ Kemna, Wuppertal

El campo de concentración de Kemna fue uno de los primeros campos de concentración nazis, creado por el Tercer Reich para encarcelar a sus opositores políticos después de que el Partido Nazi tomara el poder por primera vez en 1933. El campo se estableció en una antigua fábrica a orillas del río Wupper, en el barrio de Kemna, en el distrito de Barmen de Wuppertal. Estaba dirigido por el grupo de las SA de Düsseldorf.

El objetivo de los primeros campos de concentración era reprimir y aterrorizar a los opositores al nuevo régimen, principalmente comunistas, pero también socialistas, cristianos disidentes y sindicalistas. A diferencia de los campos de concentración posteriores, los prisioneros y los guardias de Kemna procedían de las mismas ciudades y, en muchos casos, se conocían y ya eran enemigos desde la Revolución Alemana de 1918-1919 y las posteriores batallas políticas de la década de 1920. Se practicaba la tortura y los gritos de los hombres eran audibles para la gente que vivía y trabajaba en las cercanías, y los hombres gravemente heridos eran llevados a los hospitales cercanos, lo que hizo que se corriera rápidamente la voz de las fechorías del campo. En octubre de 1933 se produjo una gran liberación de prisioneros; los liberados fueron obligados a firmar un documento en el que se comprometían a mantener en secreto todo lo que habían visto y vivido en el campo, y fueron amenazados con volver a ser detenidos si desobedecían. Los nazis querían que el público se familiarizara con el término "campo de concentración" y lo viera con temor, pero les preocupaba que los excesos de Kemna y de los otros primeros campos de concentración pusieran a la opinión pública en su contra y frustraran sus planes. Como resultado, el campo fue cerrado en enero de 1934, sólo seis meses después de su apertura. Después de que las SA perdieran influencia política, las denuncias de tortura dieron lugar a una investigación y, finalmente, a audiencias y a la amonestación de los autores. No se procesó ningún delito.

Después de la guerra, el juicio de Kemna se convirtió en el primer gran juicio alemán sobre un campo de concentración. No obstante, el campo quedó después en gran parte olvidado, sin que se investigara su pasado y, durante décadas, sólo dos fuentes proporcionaron la mayor parte de la información conocida sobre el campo. En 1983, se instaló un monumento en honor a los prisioneros que sufrieron allí frente al antiguo campo de concentración; los constructores del monumento fueron prohibidos por el dueño de la propiedad de erigir cualquier monumento en el sitio mismo.