Hechos sobre: Aythya marila
El porrón bastardo, comúnmente conocido como "bluebill" en América del Norte, es un pato buceador de tamaño mediano, ligeramente más grande que su pariente cercano, el porrón menor. Durante el verano, estas aves se reproducen en regiones como Alaska, el norte de Canadá, Siberia y el norte de Europa. En invierno, migran hacia las costas de América del Norte, Europa y Japón.
Los machos de porrón bastardo destacan por sus picos azules, ojos amarillos y cabezas oscuras con un brillo verdoso. Las hembras, en contraste, son mayormente marrones pero presentan parches blancos en sus alas. Estos patos preferentemente anidan cerca del agua, frecuentemente eligiendo islas en lagos del norte o esteras de vegetación flotante para sus nidos. Las hembras del porrón bastardo suelen poner entre seis y nueve huevos. Una vez nacidos, los patitos están cubiertos de plumón y son capaces de seguir a su madre casi de inmediato.
En cuanto a su alimentación, los porrones bastardos se sumergen en grandes grupos, conocidos como "balsas", para alimentarse de moluscos acuáticos, plantas e insectos.
El porrón bastardo fue descrito por primera vez por Carl Linnaeus en 1761 y actualmente se clasifica bajo el género Aythya. Tienen una distribución circumpolar, reproduciéndose alrededor del Círculo Ártico tanto en el Viejo como en el Nuevo Mundo, y pasando los inviernos a lo largo de las costas de América del Norte, Europa y Asia.
Estas aves enfrentan varias amenazas, incluidos depredadores como búhos, zorrillos, mapaches, zorros, coyotes y humanos. También corren el riesgo de quedar atrapadas en redes de pesca y de sufrir los efectos de la contaminación. A pesar de estos peligros, los esfuerzos de conservación han ayudado a mantener su población, y actualmente están catalogados como una especie de "preocupación menor" en la Lista Roja de la UICN.
Las interacciones humanas con los porrones bastardos se dan principalmente a través de la caza, tanto deportiva como comercial, en América del Norte y Europa. Los cazadores suelen usar escopetas y señuelos para atraer a estas aves, y existen regulaciones para asegurar que la caza se realice de manera responsable. Además, los programas de anillamiento contribuyen a la recopilación de datos importantes sobre los patrones de migración y las tasas de supervivencia de los porrones bastardos.