Hechos sobre: Catagonus wagneri
El pecarí chaqueño, también conocido como tagua, es una criatura fascinante y la última de su especie en el género Catagonus. Se puede encontrar en la región del Gran Chaco, que abarca Paraguay, Bolivia y Argentina. Desafortunadamente, solo quedan alrededor de 3,000 de estos animales en su hábitat natural.
Curiosamente, los científicos describieron por primera vez al pecarí chaqueño en 1930 basándose en fósiles. No fue hasta 1971 que se redescubrieron ejemplares vivos en la provincia de Salta, Argentina. Estos pecaríes se han adaptado notablemente bien a su entorno árido, cálido y seco, lleno de matorrales espinosos y plantas suculentas.
En términos físicos, el pecarí chaqueño es el más grande de las tres especies de pecaríes. Poseen características similares a los cerdos, incluyendo un hocico robusto y pelaje parecido a cerdas que varía de marrón a gris. Se distinguen de otros pecaríes por sus orejas, hocicos y colas más largos, además de los característicos pelos blancos alrededor de sus bocas. Cuando se sienten amenazados, tienen una forma única de defenderse: huyen y liberan secreciones de glándulas en sus espaldas.
Generalmente se reproducen entre septiembre y diciembre. Sus crías son precociales, lo que significa que pueden correr casi inmediatamente después de nacer. Los pecaríes chaqueños son animales sociales, que a menudo viajan en manadas y se comunican a través de una variedad de sonidos. Su dieta consiste principalmente en vegetación resistente, como los cactus, que hábilmente ruedan en el suelo para quitar las espinas antes de consumirlos.
Lamentablemente, el pecarí chaqueño enfrenta varias amenazas, incluyendo la pérdida de hábitat, la caza y las enfermedades. Los esfuerzos de conservación son cruciales para asegurar su supervivencia. Iniciativas como la creación de áreas protegidas y el mantenimiento de poblaciones en cautiverio en zoológicos son esenciales para proteger esta especie vulnerable.