Hechos sobre: Corvus cornix
La corneja cenicienta, conocida científicamente como Corvus cornix, es un ave nativa de Eurasia. Se la llama de distintas maneras según la región, incluyendo corneja escocesa, corneja danesa y corneja gris. Aunque inicialmente se pensaba que era una subespecie de la corneja negra debido a sus similitudes en apariencia y comportamiento, fue oficialmente reconocida como una especie separada en 2002. Esta ave presenta un cuerpo mayormente gris con marcas negras en la cabeza, garganta, alas y cola, lo que la hace fácilmente identificable.
Existen cuatro subespecies reconocidas de la corneja cenicienta, y es posible que la corneja mesopotámica merezca su estatus como especie propia. Estas aves se encuentran en el norte, este y sureste de Europa, así como en partes del Medio Oriente. Construyen sus nidos con ramas en árboles o en acantilados, típico de los córvidos.
Las cornejas cenicientas son omnívoras y consumen una gran variedad de alimentos, incluyendo pequeños mamíferos, insectos, carroña y huevos robados de otras aves. Son conocidas por su astuto hábito de esconder comida para consumirla más tarde. Curiosamente, también sirven como anfitriones secundarios para el crialo europeo. A pesar de ser objeto de caza por parte de agricultores y cazadores, la población de cornejas cenicientas se mantiene estable, con una estimación de 14 a 34 millones de individuos solo en Europa.
En el folclore y la cultura, la corneja cenicienta ocupa un lugar destacado, especialmente en las tradiciones celtas y feroesas. Está asociada con varias creencias y supersticiones, y ha sido representada en el arte, la literatura, la música y las historias. La presencia de esta ave en narrativas culturales subraya su conexión duradera con las sociedades humanas de diferentes regiones.