Hechos sobre: Spizaetus ornatus
El águila-azor ornada, un impresionante ave de presa que habita en las regiones tropicales de América, antes era conocida como el águila-azor crestada. Este rapaz pertenece a la familia Accipitridae y a la subfamilia Aquilinae. Una de las características más destacadas del águila-azor ornada son sus colores vivos y sus marcas audaces, que hacen que los adultos sean bastante llamativos. Curiosamente, el plumaje de los juveniles es considerablemente diferente al de los adultos.
Estas águilas prosperan en bosques primarios con árboles altos, que se extienden desde el centro de México hasta partes de Sudamérica. Su dieta consiste principalmente en aves medianas a grandes, mamíferos pequeños a medianos y, ocasionalmente, reptiles.
Desde un punto de vista taxonómico, el águila-azor ornada pertenece a la subfamilia de las águilas calzadas y al género Spizaetus. Las investigaciones genéticas han demostrado que está estrechamente relacionada con otros águilas-azores neotropicales, como el águila negra y castaña. Se reconocen dos subespecies del águila-azor ornada, diferenciadas por su plumaje.
Estas aves son de tamaño mediano a grande, con las hembras siendo más grandes que los machos, un fenómeno conocido como dimorfismo sexual inverso. Tienen un llamado distintivo y comportamientos de caza únicos, a menudo posándose dentro del dosel de los árboles y participando en ágiles persecuciones con la cola para atrapar a sus presas.
En cuanto a la reproducción, las parejas de águilas-azores ornadas son conocidas por defender sus territorios mediante impresionantes exhibiciones de vuelos altos. Su cortejo implica acrobacias y agarre de garras. Típicamente, la hembra pone un solo huevo y asume la mayoría de las tareas de incubación. Se han documentado sus hábitos de anidación, las características de los huevos y el desarrollo de los polluelos, con los juveniles alcanzando independencia alrededor de los 12-15 meses de edad.
Desafortunadamente, el águila-azor ornada enfrenta varias amenazas, incluyendo la deforestación, la pérdida de hábitat y la caza por parte de los seres humanos, todas las cuales han contribuido a una disminución en su población. Los esfuerzos de conservación son vitales para proteger a esta magnífica ave y su hábitat natural.