Porta Genova, Milán

Porta Genova es un barrio de Milán, Italia, situado en la división administrativa de la Zona 6. El nombre "Porta Genova" significa "puerta de Génova"; el barrio debe su nombre a una puerta de la ciudad de las antiguas murallas españolas de Milán, concretamente la que conducía a Génova, que se encontraba en la actual Piazza Cantore. Los únicos restos de la antigua puerta son los pequeños edificios que albergaban las oficinas de aduana, que sustituyeron a la puerta española en el siglo XIX.

Como todos los quartieri milaneses, los límites de Porta Genova no están formalmente definidos; sin embargo, se suele pensar que comprende la Via Solari, la Via Bergognone, el canal Naviglio Grande y la Darsena. El distrito se centra en la Piazza Cantore, donde se encontraba la puerta de la ciudad, y en la estación de ferrocarril de Porta Genova, la más antigua de Milán que sigue en funcionamiento. La estación es la terminal del ferrocarril que conecta Milán y Mortara. Dado que la estación se encuentra en el centro de Porta Genova, el barrio está dividido en dos partes por la vía férrea; un antiguo puente de hierro que conecta los dos lados, conocido como "la scaletta", situado junto a la estación, es uno de los hitos tradicionales del barrio.

Porta Genova se caracteriza también por los canales de los Navigli y el Darsena, donde confluyen dos grandes Navigli, el Naviglio Grande y el Naviglio Pavese. En consecuencia, gran parte del distrito está atravesado por cursos de agua. Uno de los hitos más conocidos de las orillas de los canales de Porta Genova es Vicolo Lavandaie, un pequeño callejón donde las milanesas solían lavar la ropa en las aguas del Naviglio.

Mientras que Porta Genova es uno de los barrios más anticuados de Milán, y está fuertemente ligado a la tradición. También es muy popular entre la juventud milanesa, tanto por la vida nocturna como por su ambiente anticomformista. Esto se refleja, por ejemplo, en las obras de arte callejeras casi omnipresentes, en las numerosas tiendas "alternativas", así como en el carácter peculiar del principal mercado callejero de la zona, la Feria de Senigallia, que tiene fama de ser uno de los mejores lugares de Milán donde buscar mercancías inusuales, raras y extrañas.