Leopoldino aqueduct, Livorno

El Acquedotto Leopoldino y las cisternas neoclásicas de Livorno formaban parte de un sofisticado plan para no sólo suministrar agua a Livorno, sino también limpiarla. El proyecto se centraba en el acueducto de 18 km de longitud que, de sur a norte, llevaba el agua a la ciudad desde Colognole. Esta obra de ingeniería llevó agua a la ciudad por primera vez en 1816, mucho antes de su finalización. Fue el único suministro de agua de Livorno hasta 1912, y todavía sirve a algunas zonas de la ciudad.

El acueducto fue encargado en 1792 por Fernando III, Gran Duque de Toscana. La construcción comenzó en 1793 según los planos del arquitecto Giuseppe Salvetti, sustituyendo un acueducto anterior construido en el siglo XVI por Fernando de Médicis. Las obras se detuvieron en 1799 a la muerte de Salvetti y, debido a las dificultades políticas y a los disturbios en la Toscana causados por las primeras fases perturbadoras de la ocupación napoleónica de la Toscana, no se reanudaron hasta 1806, cuando María Luisa, regente de Etruria, actuando en nombre de su hijo pequeño, nombró al arquitecto Riccardo Calocchieri para supervisar las obras. Más tarde, en 1809, durante la ocupación francesa de la Toscana y el reinado de Elisa Bonaparte, Poccianti fue nombrado por el recién creado "Ayuntamiento de Livorno" para supervisar el proyecto y bajo su dirección las obras continuaron hasta 1824, fecha que suele considerarse como la de la finalización del acueducto. Sin embargo, siempre se realizaron modificaciones y, tras la muerte de Poccianti en 1858, el proyecto fue continuado por su sucesor Angiolo della Valle.

El acueducto atraviesa los valles de las colinas de Livorno, apoyado en grandes arcos que se elevan por encima de los bosques y las laderas de macchie que hay debajo.