Hechos sobre: Pteropus pselaphon
El zorro volador de Bonin, también conocido como el murciélago frugívoro de Bonin o el murciélago gigante de Ogasawara, es una especie exclusiva de las Islas Ogasawara en Japón. Esta especie, descrita por primera vez por el naturalista británico George Tradescant Lay en 1829, pertenece a la familia Pteropodidae y habita en bosques subtropicales. Lamentablemente, se enfrenta a serias amenazas debido a la pérdida de hábitat.
Originalmente, el zorro volador de Bonin fue clasificado en el grupo de especies pselaphon, pero estudios genéticos recientes lo han reubicado en el grupo vampyrus. Estos murciélagos se distinguen fácilmente por su pelaje predominantemente negro y marrón, acentuado con pelos de puntas plateadas, y sus distintivas fosas nasales en forma de pergamino. Se alimentan principalmente de una variedad de frutas y presentan un comportamiento interesante: forman grupos densos para mantenerse calientes durante los meses de invierno.
En cuanto a la reproducción, los zorros voladores de Bonin se aparean con frecuencia durante el invierno, con un período de gestación de 5 a 7 meses. Generalmente, las hembras dan a luz a una sola cría. Estos murciélagos se encuentran entre los zorros voladores más septentrionales y habitan las islas Bonin e Iwo de Japón. Fueron clasificados como en peligro crítico en el año 2000, pero reclasificados como en peligro en 2017. Se estima que la población cuenta con menos de 250 individuos maduros, debido en gran parte a la fragmentación del hábitat y otras amenazas.
Se están llevando a cabo esfuerzos de conservación para proteger al zorro volador de Bonin. Bajo la ley de Monumento Natural de Japón, es ilegal capturar o cazar estos murciélagos. Sin embargo, todavía enfrentan peligros como quedar atrapados en redes agrícolas, la depredación por gatos salvajes y la competencia con especies invasoras. En cautiverio, algunos de estos murciélagos han sido alojados en el Parque Zoológico de Tama en Tokio, aunque muchos murieron a finales de la década de 1990. El estado actual de los programas de cría en cautiverio sigue siendo incierto.