Hechos sobre: Astrochelys yniphora
La tortuga angonoka, también conocida como tortuga de arado, tortuga de Madagascar o tortuga angulada de Madagascar, es una especie en peligro crítico de extinción, nativa de Madagascar. Con menos de 400 individuos restantes en la naturaleza, esta tortuga única enfrenta amenazas significativas debido a la caza furtiva, principalmente para el comercio ilegal de mascotas. Se están llevando a cabo esfuerzos de conservación, que incluyen programas de cría en cautiverio y planes que involucran a las comunidades locales para ayudar a proteger esta especie.
Perteneciente al género Astrochelys, la tortuga angonoka es una de las dos únicas especies reconocidas en este grupo, junto con la tortuga radiada. El zoólogo francés Léon Vaillant describió la especie por primera vez en 1885. El nombre "angonoka" proviene del idioma malgache.
La tortuga angonoka se destaca por su caparazón abovedado de color marrón claro y una escama gular distintiva en la parte inferior de su caparazón. Los machos son generalmente más grandes que las hembras, alcanzando algunos hasta 17 pulgadas de longitud.
En la naturaleza, estas tortugas habitan los bosques secos del área de la Bahía de Baly en el noroeste de Madagascar. Las encuestas de población han estimado unos pocos cientos de individuos viviendo en subpoblaciones dispersas dentro de esta región.
La tortuga angonoka enfrenta varias amenazas, incluida la destrucción del hábitat por incendios, la depredación por cerdos salvajes y la recolección ilegal para el comercio de mascotas. Los esfuerzos de conservación incluyen la creación de cortafuegos, el establecimiento de áreas protegidas y la monitorización del comercio global de mascotas para prevenir una mayor disminución.
A pesar de estos esfuerzos, la caza furtiva sigue siendo un problema significativo, con incidentes de contrabando y robo que aún ocurren. La tortuga angonoka está catalogada como En Peligro Crítico en la Lista Roja de la UICN y está protegida tanto por la ley malgache como por las regulaciones internacionales de la CITES.
Organizaciones como la Durrell Wildlife Conservation Trust y Project Angonoka, junto con las comunidades locales, están trabajando incansablemente para proteger esta especie. Los conservacionistas han marcado tortugas para disuadir la caza furtiva, y los programas de cría han producido con éxito juveniles criados en cautiverio para su reintroducción en la naturaleza.
La vigilancia continua y las acciones de conservación sostenidas son cruciales para garantizar la supervivencia de esta rara e icónica tortuga.