Saddle Hill

Saddle Hill es un hito prominente que domina el extremo noreste de las llanuras de Taieri en Otago, Nueva Zelanda. Dentro de los límites de la ciudad de Dunedin, se encuentra a 18 kilómetros al oeste del centro de la ciudad, entre Mosgiel y Green Island, y es claramente visible desde muchos de los suburbios del sur de la ciudad. Un mirador situado en la ladera norte de la colina ofrece una buena vista de las llanuras, y el lago Waihola es visible a 25 kilómetros al oeste si el tiempo es claro.

La colina tiene dos picos: el oriental es el más alto, ya que se eleva a 473 metros; el occidental -Jaffrays Hill- se eleva a 431 metros.

De origen principalmente volcánico, la colina forma parte del extinto complejo del volcán Dunedin, con una base de brecha cretácica superpuesta a rocas ígneas del mioceno, éstas a su vez superpuestas a sedimentos cenozoicos. La erosión ha dejado al descubierto un tapón volcánico en la cima occidental, lo que confiere a la colina su característica forma de pecho.

La colina fue, junto con el cabo Saunders en la península de Otago, uno de los dos lugares de Otago a los que dio nombre el capitán James Cook en su viaje de descubrimiento de 1769. Cook describió la colina en su diario como "una silla de montar notable". Según la tradición maorí preeuropea, la colina son los restos de un taniwha llamado Meremere y los picos norte y sur de la colina eran conocidos por los maoríes con los nombres de Makamaka y Pikiwara respectivamente. Los mapas de los primeros colonos registran ocasionalmente la colina como "Saddleback Hill".

Una pequeña veta de carbón en la colina fue explotada por los primeros colonos europeos, y se extrajo desde 1849, la primera mina de carbón del país. Jaffrays Hill, se explotó extensamente para obtener grava de basalto hasta mediados de la década de 1980. Un arquitecto paisajista de la DCC revisó los efectos visuales de la explotación de la cantera en 2008, tras las preocupaciones de los residentes locales, y descubrió que la colina estaba "relativamente inalterada". Sin embargo, esta conclusión ha sido impugnada con éxito en los tribunales y la opinión pública se ha opuesto a la continuación de la explotación de la cantera.