Hechos sobre: Nectophrynoides asperginis
El sapo del Kihansi, un pequeño anfibio nativo de Tanzania, está actualmente catalogado como "Extinto en la Naturaleza" por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Sin embargo, la especie aún sobrevive en programas de cría en cautiverio. Estos sapos exhiben dimorfismo sexual, con las hembras alcanzando hasta 2.9 cm de longitud y los machos hasta 1.9 cm. Su piel es de color amarillo con rayas marrones a lo largo de sus espaldas, y carecen de oídos externos. A diferencia de muchos otros anfibios, los sapos del Kihansi se reproducen mediante fertilización interna, con las hembras dando a luz a larvas vivas.
En la naturaleza, estos sapos se encontraban únicamente en una pequeña área de humedal en la base de la cascada del río Kihansi, en el escarpe de Udzungwa. Este hábitat único se mantenía gracias a la constante niebla de la cascada.
La principal razón de su extinción en la naturaleza fue la pérdida de hábitat debido a la construcción de la presa de Kihansi en 1999. La presa redujo significativamente el flujo de agua, lo cual alteró la vegetación y perturbó el hábitat de los sapos. Para mitigar esto, los conservacionistas han implementado medidas como sistemas de rociado artificial para recrear el entorno natural de los sapos, y han establecido programas de cría en cautiverio en zoológicos de América del Norte.
Tanto el Zoológico del Bronx como el Zoológico de Toledo han mantenido con éxito poblaciones reproductoras del sapo del Kihansi. En 2010, algunos de estos sapos criados en cautiverio fueron reintroducidos en Tanzania en un esfuerzo por restablecerlos en su hábitat natural.
A pesar de enfrentar desafíos como brotes de hongo quítrido y fallos en los equipos en cautiverio, los esfuerzos de conservación continúan. Los investigadores enfatizan la importancia de un proceso gradual de reintroducción para ayudar a los sapos a adaptarse a su entorno natural y asegurar su supervivencia a largo plazo.