Hechos sobre: Myocastor coypus
El coipú, también conocido como nutria, es un roedor grande y herbívoro originario de Sudamérica. Fue introducido en varios continentes por granjeros de pieles. Estos animales viven en madrigueras cerca de cuerpos de agua y se alimentan principalmente de tallos de plantas acuáticas. El nombre "coipú" proviene de palabras griegas que significan "rata castor". Dependiendo de la región, se le conoce con diferentes nombres: "nutria" en América del Norte y Asia, "coipú" en América Latina y Europa, y "ragondin" en Francia.
Inicialmente, el coipú fue clasificado como un tipo de ratón, pero luego se le ubicó en su propio género, Myocastor. Existen diversas subespecies, siendo la del norte de Argentina la más comúnmente extendida a otros continentes. Los coipús están relacionados con otros géneros de roedores como Callistomys y Proechimys.
En cuanto a su apariencia, los coipús parecen una mezcla entre una gran rata y un castor, con una cola fina. Presentan características distintivas: patas traseras palmeadas, dientes anteriores de color naranja brillante y un parche blanco en el hocico. Debido a su apariencia, a menudo se les confunde con ratas almizcleras o castores.
Los coipús tienen una vida relativamente corta, pero crecen rápidamente y se reproducen a gran velocidad. Consumen una gran cantidad de plantas diariamente, lo que puede conllevar un daño ambiental significativo. Se les encuentra en pantanos de agua dulce, donde excavan madrigueras y mastican raíces y tallos de plantas.
La introducción de coipús en nuevas áreas ha causado problemas tanto ecológicos como económicos. Se han vuelto invasivos en muchos lugares, destruyendo la vegetación, erosionando las riberas de los ríos y desplazando a especies nativas. Para controlar su población, se les caza y atrapa, y a veces su carne se utiliza como alimento para perros.
En algunas áreas, se crían coipús con fines alimentarios, ya que su carne es considerada una fuente de proteína sostenible. Sin embargo, pueden ser portadores de parásitos que podrían ser perjudiciales para los humanos. Diferentes regiones adoptan diversas estrategias para gestionar la población de coipús, incluyendo programas de erradicación para reducir su impacto ambiental.