Cisterna Basílica, Estambul

En el corazón de Estambul, sumergido en la historia y la mística que caracteriza a esta ciudad turca, se encuentra la Basílica Cisterna, una maravilla subterránea que transporta a sus visitantes a las profundidades del pasado bizantino. Este antiguo depósito de agua, también conocido como Yerebatan Sarayı o "Palacio Sumergido", es una de las atracciones turísticas más fascinantes de Estambul y opera como museo para el deleite de locales y extranjeros.

Construida durante el reinado del emperador Justiniano I en el siglo VI, esta cisterna es la más grande de las varias cientos que antiguamente abastecían a la ciudad de Constantinopla. Su estructura es impresionante: se apoya en 336 columnas de mármol dispuestas en 12 filas, cada una de ellas alcanzando los 9 metros de altura, creando un ambiente que parece sacado de un cuento de fantasía.

La iluminación tenue y la música ambiental complementan la atmósfera misteriosa de la cisterna, donde el agua todavía corre y se refleja en las columnas y arcos, creando un efecto espejo que amplifica la sensación de estar en un espacio otro tiempo. Una de las características más notables de la Basílica Cisterna son las dos cabezas de Medusa que sirven como bases de columnas en una esquina del recinto; su origen y propósito siguen siendo un enigma, alimentando el aura de misterio que envuelve al lugar.

La Basílica Cisterna está abierta al público durante todo el año, ofreciendo un escape fresco de la agitada vida en la superficie y una oportunidad única para contemplar una pieza clave de la historia de Estambul. Los visitantes pueden caminar a lo largo de los pasillos de madera que atraviesan el agua y admirar la magnífica ingeniería que ha permitido que este lugar perdure a través de los siglos.