Hechos sobre: Rupicapra rupicapra
El rebeco es una fascinante especie de cabra-antílope nativa de las regiones montañosas de Europa, incluyendo los Pirineos, los Alpes, los Apeninos, los Cárpatos, los Balcanes, los Tatras y el Cáucaso. Curiosamente, también han logrado establecerse en Nueva Zelanda. El término "rebeco" proviene del francés "chamois", que a su vez deriva del galo "camox". Estos animales forman parte de la subfamilia de las cabras-antílopes dentro de la familia Bovidae.
Existen dos especies principales de rebeco en el género Rupicapra: R. rupicapra y R. pyrenaica, cada una con varias subespecies. Los rebecos son pequeños y distintivos, con cuernos cortos y rectos y pelaje marrón que se torna gris claro en invierno. Son diurnos, es decir, están activos durante el día, y se alimentan principalmente de vegetación. Los rebecos suelen vivir en manadas, con las hembras y los jóvenes formando grupos, mientras que los machos adultos a menudo prefieren la soledad.
En cuanto a su hábitat, los rebecos se encuentran en las regiones montañosas de Europa, Turquía y el Cáucaso, habitualmente a altitudes de hasta 3,600 metros. Están bien adaptados a terrenos escarpados y rocosos y suelen descender a elevaciones más bajas durante los meses de invierno. En Nueva Zelanda, los rebecos fueron introducidos en 1907 y desde entonces se han extendido por la Isla Sur. La caza de rebecos es una actividad popular, y su carne es muy apreciada por su sabor. Además, el cuero de rebeco, conocido por su suavidad y capacidad de absorción, se fabrica tradicionalmente a partir de las pieles de estos animales, aunque también puede producirse utilizando otras pieles o materiales sintéticos.
Los rebecos pueden vivir hasta 22 años en cautiverio y enfrentan depredadores como humanos, linces, leopardos, lobos, osos y águilas. Para escapar de los depredadores, los rebecos pueden correr a altas velocidades y realizar saltos impresionantes. Juegan un papel crucial en sus ecosistemas, y sus poblaciones son cuidadosamente gestionadas para mantener el equilibrio ecológico.