Hechos sobre: Mustela nigripes
El hurón de patas negras, también conocido como turón americano o cazador de perros de la pradera, es una especie fascinante nativa del centro de América del Norte. Se creyó que estaba extinto en 1979, pero este resistente animal hizo un sorprendente regreso en 1981 cuando fue redescubierto en Meeteetse, Wyoming. Gracias a un programa dedicado de cría en cautiverio por parte del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos, los hurones de patas negras fueron reintroducidos con éxito en la naturaleza entre 1991 y 2009. Hoy en día, hay más de 1,000 hurones adultos nacidos en la naturaleza que prosperan en 18 poblaciones diferentes en los Estados Unidos, Canadá y México.
Estas criaturas nocturnas y solitarias se alimentan principalmente de perros de la pradera, que constituyen aproximadamente el 91% de su dieta. Los hurones de patas negras sufrieron una significativa disminución de la población, pero han resurgido gracias a intensivos esfuerzos de cría y reintroducción. Sin embargo, estudios genéticos revelan que este cuello de botella en la población ha dejado un impacto duradero en su biología.
Datando del Pleistoceno Medio, el hurón de patas negras está estrechamente relacionado con los turones europeos y esteparios. Son aproximadamente del tamaño de un visón, caracterizados por sus extremidades oscuras, cuerpos pálidos y distintivas puntas de cola negras.
Los hurones de patas negras son territoriales y cazan de noche, a menudo utilizando madrigueras de perros de la pradera para reproducirse. La temporada de apareamiento ocurre en febrero y marzo, con las hembras típicamente teniendo rangos de hogar más pequeños que los machos. Las crías nacen en mayo y junio y alcanzan la madurez en el plazo de un año.
Su dieta consiste principalmente en perros de la pradera, aunque puede variar dependiendo de su ubicación geográfica. Desafortunadamente, la pérdida de hábitat, las enfermedades introducidas por los humanos y el envenenamiento indirecto representan amenazas significativas para su supervivencia. Los esfuerzos de conservación se han centrado en programas de cría en cautiverio y reintroducción, que han establecido con éxito poblaciones en varios estados y países.
Históricamente, el rango del hurón de patas negras se extendía desde el sur de Alberta hasta Texas. Sin embargo, la destrucción del hábitat y las enfermedades causaron que sus números se desplomaran. Las iniciativas de conservación a veces han chocado con los ganaderos y rancheros, especialmente en cuanto a la gestión de los perros de la pradera.