Hechos sobre: Máscara funeraria de Tutankamón
La máscara de oro de Tutankamón es uno de los artefactos más icónicos del antiguo Egipto. Descubierta por Howard Carter en 1925 en la tumba KV62, localizada en el Valle de los Reyes, esta magnífica pieza se exhibe actualmente en el Museo Egipcio de El Cairo. Es reconocida mundialmente por su impresionante artesanía y su relevancia histórica.
Con una altura de 54 centímetros y un peso superior a 10 kilogramos, la máscara está adornada con piedras semipreciosas y representa a Osiris, el dios del más allá. En sus hombros se puede encontrar una inscripción del Libro de los Muertos, lo que añade a su aura mística.
En 2015, la máscara fue restaurada después de que su barba trenzada se desprendiera y fuera mal ajustada en una reparación apresurada. El egiptólogo Nicholas Reeves la ha denominado la imagen por excelencia de la tumba de Tutankamón y un objeto emblemático del antiguo Egipto. Curiosamente, algunas investigaciones sugieren que la máscara podría haber sido originalmente destinada para la reina Neferneferuatón.
La máscara fue revelada en 1925, tres años después de que se descubriera la cámara funeraria de Tutankamón, exponiendo la momia del joven rey tras aproximadamente 3,250 años de haberse colocado allí. Hecha de oro de alta pureza, la máscara presenta detalles intrincados con incrustaciones de vidrio coloreado y piedras preciosas. Exhibe un tocado nemes, insignias reales e incluso tiene orejas perforadas para pendientes. La estrecha barba de oro, incrustada con lapislázuli azul, ha sido reinsertada en varias ocasiones, incluso utilizando cera de abejas.
Un antiguo hechizo protector en jeroglíficos egipcios adorna la máscara, invocando los poderes de diversas deidades para proteger al rey fallecido. La máscara simboliza la creencia de que los reyes preservados a semejanza de Osiris gobernarían en el más allá. También incluye un collar de cuentas hecho de oro y discos de fayenza azul.
A pesar de los daños y los desafíos de restauración que ha enfrentado a lo largo de los años, la máscara de Tutankamón sigue siendo un tesoro arqueológico y artístico de gran relevancia. Ofrece conocimientos invaluables sobre las creencias y prácticas funerarias del antiguo Egipto, continuando cautivando a personas de todo el mundo.