San Miguel de Lillo, Oviedo

San Miguel de Lillo, joya del prerrománico asturiano en Oviedo, España

San Miguel de Lillo, erigida en el siglo IX, es una de las joyas arquitectónicas más preciadas de la ciudad de Oviedo y un destacado ejemplo del prerrománico asturiano. Este pequeño templo, ubicado a escasos metros de la también famosa iglesia de Santa María del Naranco, ha sido reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en conjunto con otros monumentos del arte asturiano.

Diseñada originalmente como una iglesia palatina por mandato del rey Ramiro I de Asturias, San Miguel de Lillo ha sobrevivido al paso del tiempo aunque no en su totalidad; de la estructura original solo se conserva una tercera parte, debido a los desprendimientos sufridos en el siglo XII. Sin embargo, lo que queda de este templo sigue impresionando a visitantes y estudiosos por su belleza y singularidad.

El edificio destaca por su decoración escultórica, con capiteles y relieves que muestran una gran influencia de la antigüedad clásica, y por su técnica constructiva, que incluye el uso de bóvedas de cañón y arcos de medio punto que presagian el románico. Además, San Miguel de Lillo es célebre por los elementos decorativos que adornan sus muros, como las icónicas celosías talladas en piedra, que permiten el paso de la luz creando un juego de luces y sombras en su interior.

A pesar de su tamaño compacto, la iglesia es un sitio de gran importancia histórica y artística. Los visitantes pueden recorrerla y maravillarse con su arquitectura y los restos de pinturas murales que aún se conservan en algunos de sus muros, testigos silenciosos del esplendor de una época.