Puente de Alconétar

El Puente de Alconétar, una obra maestra de la ingeniería antigua, se erige como un testamento de la destreza romana en el corazón de Extremadura, España. Aunque el puente original ya no existe, su legado perdura y sigue siendo un hito en la historia de la ingeniería civil.

Construido en el siglo II d.C. como parte de la Vía de la Plata, una importante ruta comercial y militar que atravesaba de norte a sur la península ibérica, el Puente de Alconétar fue diseñado para cruzar el río Tajo. Su estructura, que originalmente medía alrededor de 300 metros de largo y contaba con más de veinte arcos, demostraba la habilidad de los romanos para crear infraestructuras duraderas y funcionales.

Durante siglos, el puente facilitó el movimiento de personas y mercancías, contribuyendo al crecimiento y prosperidad de la región. Sin embargo, con el paso del tiempo y los embates de la naturaleza, la estructura comenzó a deteriorarse y finalmente fue desmantelada en el siglo XVIII para utilizar sus materiales en la construcción del nuevo puente de Alcántara.

Aunque el puente original ya no se encuentra en pie, su recuerdo se mantiene vivo gracias a los vestigios que aún se pueden apreciar en el embalse de Alcántara, donde emergen las ruinas durante los períodos de sequía. Estos restos son un recordatorio fascinante de la herencia romana y atraen a historiadores, arqueólogos y turistas interesados en la antigua ingeniería.