Hechos sobre: Rousettus aegyptiacus
El murciélago frugívoro egipcio, también conocido como rousette egipcio, es un murciélago de tamaño mediano fascinante que habita en África, el Medio Oriente, el Mediterráneo y el subcontinente indio. Esta criatura social, perteneciente al género Rousettus, prospera en colonias que pueden albergar miles de individuos. Utilizan una forma primitiva de ecolocación y poseen un sistema complejo de vocalizaciones para comunicarse entre sí. Como frugívoros, estos murciélagos desempeñan un papel crucial en la polinización de plantas y la dispersión de semillas, contribuyendo significativamente a sus ecosistemas.
Descrito por primera vez por el naturalista francés Étienne Geoffroy Saint-Hilaire en 1810, el murciélago frugívoro egipcio ha experimentado varios cambios en su clasificación a lo largo de los años. Es una de las tres especies de Rousettus presentes en la región africana y malgache, habiendo colonizado probablemente África en el Plioceno tardío o el Pleistoceno temprano. Tradicionalmente, la especie se divide en seis subespecies.
Físicamente, estos murciélagos son reconocibles por su pelaje marrón oscuro o marrón grisáceo. Los machos suelen ser más grandes que las hembras. Poseen un sofisticado sistema de vocalización y tienen un agudo sentido del olfato y de la vista. Al ser nocturnos, salen por las noches en busca de una variedad de frutas, con su dieta dependiendo de lo que esté disponible. Se reproducen dos veces al año, y las hembras generalmente dan a luz a una cría por vez.
Los murciélagos frugívoros egipcios habitan en diversos entornos como selvas tropicales, sabanas y bosques, a menudo descansando cerca de árboles frutales. Lamentablemente, su preferencia por la fruta los pone en conflicto con los agricultores, que los consideran plagas. A pesar de esto, las contribuciones ecológicas de estos murciélagos como polinizadores y dispersores de semillas son invaluables.
Estos murciélagos también son sujetos de interés científico, especialmente en la investigación sobre la navegación. Su capacidad para utilizar tanto señales visuales como ecolocación para orientarse los ha convertido en modelos destacados para estudiar las células cerebrales relacionadas con la representación espacial y la navegación. La investigación sobre los murciélagos frugívoros egipcios ha proporcionado importantes conocimientos sobre cómo los animales se orientan en tres dimensiones y se comunican socialmente.