Basílica de Santa Práxedes, Roma

La Basílica de Santa Prassede es una joya de la arquitectura y el arte religioso situada en el corazón de Roma, a poca distancia de la famosa Basílica de Santa María la Mayor. Este templo, menos conocido que otros monumentos de la ciudad eterna, es un destino imperdible para los amantes del arte bizantino y los tesoros de la antigüedad.

Construida en el siglo IX, Santa Prassede fue erigida para albergar las reliquias de los mártires y santos cristianos. La iglesia es famosa por sus impresionantes mosaicos, que se encuentran entre los más significativos y mejor conservados de la época medieval en Roma. La Capilla de San Zenón, en particular, es un punto culminante de la visita: esta capilla funeraria, dedicada por el Papa Pascual I, está completamente revestida con mosaicos vibrantes que representan escenas del Antiguo y Nuevo Testamento.

El interior de la basílica es un testimonio de la riqueza espiritual y artística de la época. Los visitantes quedan cautivados por la atmósfera solemne y la belleza de los detalles, como la Columna del Azote, una reliquia que se dice es parte de la columna a la cual fue atado y azotado Jesucristo antes de su crucifixión.

A pesar de su importancia histórica y artística, Santa Prassede a menudo es pasada por alto por los turistas que visitan Roma. Sin embargo, ofrece una experiencia única para aquellos interesados en la historia del cristianismo y el arte bizantino. La basílica no solo es un lugar de culto, sino también un museo viviente que narra la devoción y el esplendor de la Roma medieval.

La visita a Santa Prassede ofrece una oportunidad para escapar de las multitudes de los sitios más turísticos y sumergirse en un ambiente de reflexión y admiración artística. Abierta todos los días, la entrada a la basílica es gratuita, aunque se solicita un comportamiento respetuoso y una vestimenta adecuada para un lugar de culto.