Archiepiscopal Museum, Ravena

El Museo Arzobispal se encuentra en Rávena, Italia, junto al Baptisterio de Neón y detrás del Duomo de Rávena. En el museo se conservan reliquias de la Rávena paleocristiana, como fragmentos de mosaico de la primera iglesia catedral, y la capilla de Sant'Andrea, que data del reino gótico.

La sala principal, al entrar, contiene inscripciones lapidarias como HIC REQUIESCIT IN PACE VIR SBL SEDA IGNUCUS, CUBICULARIUS o 'Bedchamberlain' de Teodorico el Grande, enterrado el 541 d.C. Debajo, junto a la ventana, un relicario de los santos mártires Quiricus y Julietta, cuyos restos fueron llevados desde Tarso, lugar de nacimiento de San Pablo, a Auxerre y desde allí a Rávena. Las representaciones en sus cuatro caras se ajustan al tema de la donación: Galla Placidia la colocó en la iglesia de San Giovanni Battista. Son: Cristo entregando las Tablas de la Ley a San Pedro, con Pablo de pie junto a él; Daniel en el foso de los leones, con el profeta Habacuc ofreciéndole un pan y unos peces; los Reyes Magos llevando sus regalos a Cristo niño; las mujeres sentadas abajo ante su tumba vacía.

El rosetón de mármol de la pared de enfrente es un calendario pascual del siglo VI. Su objetivo era fijar la fiesta móvil de la Pascua de tal manera que pudiera celebrarse en toda la cristiandad en el mismo día, algo nada fácil cuando Oriente y Occidente utilizaban calendarios diferentes: la Iglesia de Oriente utilizaba el calendario lunar hebreo, mientras que la de Occidente seguía el ciclo solar. A pesar de los decretos del Concilio de Nicea en el año 325 y de las tablas de Teófilo, en esto, como en todas las cuestiones de fe, la gente seguía sus propias lealtades. Este calendario sigue el ciclo lunar oriental: LV en el borde exterior, seguido de AN indica la fase de su ciclo de 19 años; la fecha entonces para la Pascua está escrita en cada fase recurrente desde 532 d.C. hasta 626 d.C.

Los mosaicos son los pocos fragmentos que quedan de lo que cubría el ábside de la primera iglesia: no son originales romanos sino de principios del siglo XII. El más bello e intacto es el de la Virgen, rezando a la manera oriental; otros fragmentos dan una idea de su composición: la vida de San Apolinar, patrón y evangelizador de Rávena; escenas de la Resurrección; los santos Pedro y Pablo. Al entrar en la sala de la derecha, hay una pequeña estela que representa a Cristo Buen Pastor junto a un árbol: es la lápida de Antifón, que murió a los 17 años, 5 meses y 12 días, en algún momento de finales del siglo II/principios del III, mucho antes del Edicto de Tolerancia, por lo que es el registro cristiano más antiguo de Rávena. El hombre rojo porfiriano, sin cabeza, sin manos, sin pies, puede ser el emperador Teodosio. Recuerda a la estatua de los Tetrarcas frente al Palacio Ducal de Venecia, aferrándose al poder.

La joya de la colección es la Cátedra de Marfil, sede episcopal de la época bizantina, considerada entre las mejores piezas de talla de marfil del arte occidental. Está situada en lo que fue la torre de la Porta Salustra, la puerta romana que comandaba la entrada sur por el Cardis. Es obra de varias manos y, aun teniendo en cuenta los paneles que faltan, sigue siendo una obra maestra visible: el banco delantero, con las figuras de San Juan Bautista flanqueado por los Evangelistas y un friso de pavos reales, leones, cabras y ciervos entre vides, es especialmente fascinante; el respaldo representa escenas del nacimiento de Cristo, incluyendo a María demostrando su virginidad por inmersión; al otro lado, los milagros de Cristo, su bautismo y su entrada en Jerusalén; los reposabrazos representan la vida de José en el Antiguo Testamento, leyendo de izquierda a derecha.