Hechos sobre: Astyanax mexicanus
El tetra mexicano, comúnmente conocido como pez ciego de cueva, characín ciego de cueva o tetra ciego de cueva, es un fascinante pez de agua dulce perteneciente a la familia Characidae. Estos peces son nativos de ciertas áreas de Texas y México y son una elección popular entre los aficionados a los acuarios, especialmente la variante ciega.
El tetra mexicano suele alcanzar una longitud de unos 12 cm y presenta una coloración relativamente sencilla. No obstante, la variedad que habita en cuevas es singular debido a su falta de ojos y pigmentación, lo que le confiere una apariencia blanquecina rosada. Estas adaptaciones le permiten prosperar en los oscuros entornos subterráneos en los que vive.
En la naturaleza, los tetras mexicanos son peces pacíficos que nadan a media profundidad sobre fondos rocosos y arenosos. Prefieren climas subtropicales y condiciones específicas del agua. Su dieta incluye crustáceos, insectos y anélidos. En acuarios, son omnívoros y pueden adaptarse a una variedad de alimentos.
El tetra ciego de cueva es especialmente conocido por su notable adaptación a la vida en cuevas. Estos peces han evolucionado para navegar en total oscuridad utilizando sus líneas laterales, un sistema sensorial que detecta vibraciones y movimientos en el agua. Existen varias poblaciones cavernícolas de esta especie, cada una con distintos grados de ceguera y pérdida de pigmentación.
Curiosamente, algunos científicos consideran que la variante ciega y sin color del tetra mexicano es una especie separada, denominada Astyanax jordani. Sin embargo, esta clasificación aún se debate debido a la evidencia genética. El tetra mexicano es un modelo valioso para estudiar cómo los animales evolucionan en respuesta a su entorno, especialmente en relación con la regresión de rasgos como los ojos y la pigmentación.
La investigación ha demostrado que la pérdida de ojos en estos peces es el resultado de que sus ancestros se trasladaron de aguas superficiales a cuevas oscuras. El tetra ciego de cueva ha desarrollado otros sentidos agudizados, como un mejor sentido del olfato y una mayor capacidad de almacenamiento de energía, para adaptarse a su nuevo entorno.
En acuarios, los tetras ciegos de cueva son resistentes y no dependen de la vista para encontrar alimento. Prosperan en entornos con iluminación tenue y sustratos rocosos, que imitan su hábitat natural. A medida que envejecen, pueden volverse semi-agresivos y prefieren agruparse con otros de su especie. A través de la cría selectiva, estos peces únicos están ahora ampliamente disponibles para los aficionados a los acuarios.