Hechos sobre: Felis chaus
El gato de la jungla, también conocido como gato de los juncos y gato de los pantanos, es un felino de tamaño mediano que habita en el Medio Oriente, el sur y el sudeste de Asia, y el sur de China. Estos gatos prefieren los humedales, pantanos, riberas y áreas con vegetación densa. La Lista Roja de la UICN los clasifica como de Preocupación Menor, aunque aún enfrentan amenazas como la destrucción de humedales, la captura y el envenenamiento.
Este felino solitario tiene un pelaje arenoso, rojizo-marrón o gris sin manchas, aunque algunos pueden ser melanísticos (oscuros) o albinos (blancos). Los gatos de la jungla cazan pequeños mamíferos y aves acechando y corriendo. Alcanzan la madurez sexual alrededor de un año de edad, y las hembras entran en celo entre enero y marzo. El apareamiento implica que los machos persigan y monten a las hembras, con un período de gestación de alrededor de dos meses. Los gatitos comienzan a cazar a los seis meses y típicamente dejan a su madre después de ocho o nueve meses.
La clasificación de los gatos de la jungla ha sido complicada, con muchas subespecies identificadas a lo largo de los años. Estudios genéticos recientes muestran diferencias entre las poblaciones en varias regiones. Los gatos de la jungla son los miembros más grandes del género Felis, conocidos por sus largas patas y pelaje de color arenoso sin manchas. Prosperan en hábitats de humedales a lo largo de su rango, pero evitan climas fríos y bosques densos.
Su dieta incluye principalmente pequeños mamíferos, aves, peces e insectos, con la ocasional fruta. Son cazadores diestros, acechando y abalanzándose sobre sus presas, y también son buenos escaladores y nadadores. Las hembras dan a luz camadas de uno a cinco gatitos, y los machos generalmente no participan en la crianza. La especie enfrenta amenazas por la pérdida de hábitat, la caza y el comercio ilegal de pieles.
Los esfuerzos de conservación incluyen la inclusión del gato de la jungla en el Apéndice II de CITES y la prohibición de la caza en varios países. Sin embargo, las poblaciones en el sudeste de Asia han disminuido significativamente debido a la caza y la destrucción del hábitat, lo que las hace críticamente amenazadas en algunas áreas. Las protecciones legales varían según el país, y se necesitan más esfuerzos para proteger a estos gatos en la naturaleza.