Hechos sobre: Café árabe
El café árabe, elaborado a partir de granos de Coffea arabica, ocupa un lugar especial en la cultura árabe y desempeña un papel destacado en la industria mundial del café. Estos granos se cultivan típicamente en altitudes elevadas, entre 1,000 y 2,000 metros. Cada país árabe tiene su propia manera distintiva de preparar este café, a menudo añadiendo cardamomo para realzar su sabor. Servido sin azúcar en pequeñas tazas llamadas finjāns, el café árabe es un elemento esencial en las reuniones familiares y en la recepción de invitados.
La palabra "café" proviene del árabe "qahwa" que originalmente podría haberse referido a la capacidad de la bebida para suprimir el apetito. La historia del café se remonta al Yemen del siglo XV, donde los monjes sufíes lo utilizaban para mantenerse despiertos durante largos períodos de devoción. Desde Yemen, el café se extendió a ciudades como La Meca, Medina, El Cairo, Damasco, Bagdad y Constantinopla, a pesar de las prohibiciones iniciales debido a sus efectos estimulantes.
Para preparar el café árabe, los granos se tuestan ligeramente o intensamente junto con cardamomo y luego se sirven sin filtrar y negros. Es común disfrutarlo acompañado de dátiles u otros dulces. Cada región tiene su propia versión del proceso de preparación y las tradiciones de servicio. El café árabe está profundamente arraigado en la cultura del Medio Oriente, con costumbres y etiqutas específicas. Desempeña un papel clave en las reuniones sociales y la hospitalidad.
Las cafeterías, originadas en el mundo árabe, evolucionaron en centros de discusiones intelectuales y relajación. La cultura del café árabe varía de una región a otra, presentando costumbres y estilos de servicio únicos. Típicamente, se sirve en pequeñas cantidades, con los anfitriones rellenando frecuentemente las tazas de los invitados hasta que estos señalan educadamente que paren. Servir café árabe es un gesto de cortesía y hospitalidad.