Hechos sobre: Cráneos humanos enyesados
Los cráneos humanos enyesados, que datan de entre 9,000 y 6,000 a.C., son fascinantes artefactos del antiguo Levante durante el período Neolítico Pre-Cerámico B. Estos cráneos no solo representan algunas de las formas de arte más antiguas del Medio Oriente, sino que también destacan el minucioso cuidado que las personas prehistóricas dedicaban al enterrar a sus antepasados bajo sus hogares. Se consideran ejemplos tempranos de retratos escultóricos en la historia del arte.
El descubrimiento de estos cráneos ha sido significativo. Arqueólogos como John Garstang desenterraron algunos en Jericó durante la década de 1930, y Kathleen Kenyon encontró más en la década de 1950. Hoy en día, estos extraordinarios artefactos se pueden admirar en museos de todo el mundo, incluyendo el Museo Británico, el Museo Ashmolean, el Museo de Arqueología y Antropología de Cambridge, el Museo Real de Ontario, el Museo Nicholson y el Museo Arqueológico de Jordania. Otros sitios de excavación notables incluyen Ain Ghazal y Ammán en Jordania, y Tell Ramad en Siria. Aunque la mayoría de los cráneos pertenecían a hombres adultos, algunos eran de mujeres y niños.
La importancia arqueológica de estos cráneos enyesados radica en su representación de las primeras prácticas de enterramiento en el sur del Levante durante la era neolítica. Típicamente, los fallecidos eran enterrados bajo los suelos de sus hogares. En algunos casos, se les removían los cráneos, los rellenaban con yeso y los pintaban. Para hacer las caras más realistas, a menudo se usaban conchas para los ojos y se aplicaba pintura para representar rasgos faciales, cabello e incluso bigotes. Los estudiosos creen que esta práctica podría señalar formas tempranas de culto a los antepasados o caza de cabezas, con algunos expertos sugiriendo que los cráneos podrían haber sido vistos como trofeos. Estos cráneos enyesados proporcionan una visión única de las formas más tempranas de arte y prácticas religiosas en el antiguo Cercano Oriente.