Hechos sobre: Balaenoptera borealis
La ballena sei es un fascinante cetáceo de barbas y el tercero más grande de la familia de los rorcuales, después de la ballena azul y la ballena de aleta. Estas majestuosas criaturas se encuentran en la mayoría de los océanos del mundo, prefiriendo las aguas profundas y alejadas de la costa. Migran cada año, pasando sus veranos en aguas frías subpolares y sus inviernos en regiones subtropicales más templadas.
Diariamente, una ballena sei consume alrededor de 900 kg de alimento, alimentándose principalmente de copépodos, kril y zooplancton. Impresionantemente, están entre los cetáceos más veloces, capaces de alcanzar velocidades de hasta 50 km/h en ráfagas cortas.
Debido a la caza comercial intensiva, las poblaciones de ballenas sei disminuyeron drásticamente. Afortunadamente, ahora están protegidas internacionalmente, con una población estimada de alrededor de 80,000 individuos en 2008, lo que sigue siendo menos de un tercio de su número antes de la caza. El nombre "ballena sei" proviene de la palabra noruega para abadejo. Hay dos subespecies reconocidas: la ballena sei del norte y la ballena sei del sur.
Las ballenas sei son alimentadoras por filtración. Utilizan placas de barbas para filtrar el agua y capturar alimentos cerca de la superficie del océano. Se reproducen en mares templados durante el invierno, y las hembras dan a luz cada 2-3 años. Los períodos de apareamiento y gestación pueden variar, y las crías son destetadas típicamente a los 6-9 meses. Estas ballenas también son conocidas por sus largas y potentes vocalizaciones, con llamados distintivos identificados en diferentes regiones.
Su rango incluye la mayoría de los océanos del mundo, aunque rara vez se encuentran en aguas polares o tropicales. Su migración generalmente implica moverse de aguas más frías a aguas más templadas. Los esfuerzos de conservación han aumentado desde la década de 1970, y la ballena sei está catalogada como especie en peligro de extinción bajo varios acuerdos de conservación.
A pesar de estos esfuerzos, la población aún se está recuperando, con números alrededor de 80,000, una caída significativa respecto a los niveles anteriores a la caza. Ha habido casos de muertes masivas, potencialmente vinculados a floraciones de algas tóxicas y otros factores ambientales.