Hechos sobre: New Zealand mud snail
El caracol de lodo de Nueva Zelanda, o Potamopyrgus antipodarum, es un pequeño caracol de agua dulce originario de ese país. Formando parte de la familia Tateidae, se caracteriza por una concha alargada distintiva, con surcos profundos y enrollamiento hacia la derecha (dextrógiro). Su concha puede variar en color, desde gris y marrón oscuro hasta tonos más claros, y típicamente alcanza unos 5 mm de altura, aunque algunos especímenes pueden llegar a medir hasta 12 mm. Posee un opérculo delgado y córneo que actúa como una cubierta protectora, y su abertura ovalada puede presentar varias estructuras defensivas, como quillas y espinas.
Identificado por primera vez como Amnicola antipodarum en 1843, el caracol de lodo de Nueva Zelanda se ha diseminado globalmente, convirtiéndose en una especie invasora notable. Ha llegado a Europa, Australia, Asia y América del Norte, a menudo a través de actividades humanas.
En los Estados Unidos, este caracol fue avistado por primera vez en Idaho en 1987 y desde entonces ha invadido numerosos cuerpos de agua, incluidos los Grandes Lagos. Su rápido crecimiento poblacional representa una amenaza para las especies nativas al monopolizar los recursos alimenticios. Sin depredadores naturales en los EE. UU., el caracol puede incluso sobrevivir tras pasar por los sistemas digestivos de peces y aves. Para frenar su propagación, se han implementado medidas como el cierre de ríos a la pesca y la recomendación de descontaminar el equipo.
Ecológicamente, el caracol de lodo de Nueva Zelanda es altamente adaptable. Prosperan en cuencas sedimentadas y perturbadas, así como en entornos con altos nutrientes, alimentándose de detritos vegetales y animales, algas, sedimentos y diatomeas. Notablemente, se reproduce asexualmente (partenogenéticamente), dando a luz crías vivas (ovovivíparo). Esta estrategia reproductiva lo convierte en un modelo útil para estudiar los pros y contras de la reproducción sexual.
En su hábitat nativo, la población del caracol es controlada por varios parásitos, como los trematodos. Sin embargo, en nuevos entornos donde estos parásitos están ausentes, el caracol puede convertirse en una plaga significativa. Puede migrar río arriba en las corrientes de agua y tiene una impresionante capacidad para sobrevivir después de ser ingerido por peces y aves. Además, puede detectar y responder a señales químicas, incluidos olores de depredadores, lo que le ayuda a evitar la depredación.
Al comprender su biología y comportamiento, los esfuerzos pueden dirigirse mejor para gestionar y controlar la propagación de esta especie invasora.