Hechos sobre: Erignathus barbatus
La foca barbuda, también conocida como la foca de aletas cuadradas, es un mamífero marino de tamaño mediano que habita en el Océano Ártico. Reconocible por sus mandíbulas robustas y sus distintivos bigotes, estas focas son las más grandes entre los fócidos del norte y pertenecen a la familia Phocidae. Exhiben características de ambas subfamilias, Phocinae y Monachinae. Las focas barbudas tienen aletas delanteras cuadradas, cerdas gruesas en sus hocicos y una coloración marrón grisácea.
Estas focas cazan principalmente en el fondo del océano, alimentándose de almejas, calamares y peces. Sus bigotes actúan como sensores altamente sensibles que les ayudan a localizar presas. Las focas barbudas son una fuente de alimento crucial para los osos polares y las comunidades inuit.
Las focas barbudas dan a luz en primavera, y sus crías alcanzan la madurez sexual entre los 5 y 6 años de edad. Utilizan una estrategia reproductiva llamada implantación diferida, en la que el óvulo fertilizado no se implanta en el útero hasta dos meses después de la fertilización, resultando en un período de gestación activa de nueve meses. Estas focas pueden vivir hasta 31 años y enfrentan depredadores naturales como osos polares, orcas y morsas.
Uno de los aspectos fascinantes de las focas barbudas son sus vocalizaciones. Se comunican mediante trinos y gemidos distintivos, especialmente durante la temporada de apareamiento. Aunque la UICN actualmente las clasifica como de "preocupación menor" en cuanto a su riesgo de extinción, las focas barbudas están amenazadas por el cambio climático, la pérdida de hielo marino, la captura incidental y la caza. Su estado de conservación está siendo monitoreado de cerca.
Existen dos subespecies reconocidas de focas barbudas: Erignathus barbatus barbatus y Erignathus barbatus nautica. Los fósiles sugieren que las focas barbudas han existido desde el período Pleistoceno temprano a medio. Los estudios evolutivos las ubican firmemente dentro de la familia Phocidae, con algunas hipótesis que sugieren relaciones cercanas con otras especies de focas. La investigación sobre sus vocalizaciones ha mostrado diferencias entre poblaciones, lo que apoya la existencia de estas subespecies.