Hechos sobre: Sæbø sword
La espada de Sæbø es una fascinante reliquia del siglo IX, desenterrada en 1825 de un túmulo funerario en Sæbø, Vikøyri, ubicado en la pintoresca región de Sogn en Noruega. Actualmente, esta espada vikinga se encuentra en el Museo de Bergen, en Bergen, Noruega.
Una de las características más intrigantes de la espada de Sæbø es la inscripción en la hoja. En 1867, George Stephens identificó esta inscripción como rúnica y notó la inclusión de un símbolo de esvástica. Aunque la hoja no está bien conservada y la inscripción es apenas legible, si la interpretación de Stephens es correcta, esto marcaría la espada como un raro ejemplo de un arma de la era vikinga con grabados rúnicos.
Clasificada como 'Tipo C' por el renombrado arqueólogo Jan Petersen, la espada de Sæbø se destaca por sus elementos únicos. Notablemente, presenta rastros de hilo de metal a lo largo de los costados superiores de la empuñadura, una característica poco común en otras espadas del mismo tipo. La inscripción en sí, realizada en incrustación de hierro cerca de la empuñadura, parece ser una imitación de inscripciones extranjeras en espadas, ya que carece de paralelos en las tradiciones nativas vikingas.
Stephens documentó esta inscripción en su libro de 1867, "Manual de los Monumentos Rúnicos Antiguos del Norte de Escandinavia e Inglaterra." Proporcionó una ilustración que muestra cinco runas o caracteres similares a runas con un símbolo de esvástica en el centro. Stephens interpretó la esvástica como representando la sílaba "þur" asociada con el dios nórdico Thor, y amplió la lectura a "oh Þurmuþ" que tradujo como "Pertenece a Thurmuth." Esta interpretación vinculaba el símbolo de la esvástica con el martillo de Thor, un ícono significativo en el paganismo nórdico de la era vikinga.
Esta interpretación provocó debates académicos, particularmente en el Congreso Internacional de Antropología y Arqueología Prehistórica en Budapest en 1876, donde los expertos discutieron si la esvástica simbolizaba "bendición" o "buena suerte." Desafortunadamente, la espada sufrió daños debido a un tratamiento ácido en el Museo Danés, como señaló Stephens en 1889. Este tratamiento comprometió severamente la inscripción, dejándola casi indescifrable. Este daño fue documentado en un libro por A. L. Lorange.