Hechos sobre: Hemiphaga novaeseelandiae
El kererū, también conocido como la paloma de Nueva Zelanda, es un ave impresionante que se encuentra exclusivamente en la isla principal de Nueva Zelanda. Esta paloma grande y llamativa es crucial para la dispersión de semillas de árboles nativos, lo que la convierte en un actor clave en el ecosistema local. En el pasado, el kererū era una fuente importante de alimento para el pueblo Māori. Desafortunadamente, sus números han disminuido significativamente debido a factores como la colonización europea, la introducción de depredadores como ratas y zarigüeyas, y la caza ilegal.
El kererū tiene varios nombres, incluyendo "kūkupa" y "kūkū", y también se le conoce como la paloma torcaz, aunque es diferente de las palomas torcaces que se encuentran en el hemisferio norte. Estas aves destacan no solo por su tamaño y apariencia, sino también por su comportamiento, dieta y hábitos reproductivos. Principalmente comen frutas, pero también se alimentan de hojas, flores y brotes. Esta dieta les ayuda a dispersar las semillas de grandes frutas nativas y drupas, desempeñando un papel vital en el crecimiento de árboles nativos.
Existen diferentes subespecies de la paloma de Nueva Zelanda, con la paloma de las Islas Chatham reconocida como una especie separada. El kererū pertenece a la familia de las palomas Columbidae y a la subfamilia Ptilinopinae. Mientras que la paloma de las Islas Chatham está clasificada como "Vulnerable", el estado de conservación del kererū varía según la región.
La distribución del kererū se ha visto negativamente afectada por la pérdida de hábitat, la caza y la depredación por especies introducidas. En la cultura Māori, el kererū es considerado un taonga (tesoro) y tiene una importancia cultural significativa. Los métodos tradicionales de captura y preservación del kererū se han transmitido a través de generaciones, y el ave figura prominente en la mitología Māori.
Para proteger al kererū, se han establecido restricciones legales sobre la caza y la recolección. Ha habido algún debate sobre permitir cosechas tradicionales de kererū para preservar el conocimiento tradicional y mantener los derechos Māori. Actualmente, el uso tradicional de kererū se limita a plumas y huesos recolectados de aves que han muerto de forma natural, con el Departamento de Conservación supervisando estas prácticas.