Hechos sobre: Salmo salar
El salmón del Atlántico (Salmo salar), un miembro de la familia Salmonidae, es una de las especies de salmón más grandes, con individuos que suelen alcanzar hasta un metro de longitud. Nativo del océano Atlántico norte y de sus ríos tributarios, la mayoría de estos peces son anádromos, lo que significa que nacen en agua dulce, migran al mar para madurar y regresan al agua dulce para desovar. Sin embargo, algunas poblaciones están confinadas a vivir toda su vida en lagos de agua dulce. A diferencia de otras especies de peces que desovan solo una vez, el salmón del Atlántico es iteróparo, lo que implica que puede desovar múltiples veces a lo largo de su vida.
El salmón del Atlántico pasa por varias etapas de vida, cada una con su propia denominación. Estos peces son notables por su tamaño, alcanzando en algunos casos longitudes y pesos récord. Su coloración cambia a medida que crecen, y son particularmente sensibles a las variaciones en la temperatura del agua y a la degradación del hábitat.
El salmón del Atlántico se encuentra en ríos de toda Europa y la costa noreste de América del Norte. Desafortunadamente, actividades humanas como la sobrepesca y la destrucción del hábitat han tenido un impacto significativo en sus poblaciones. Para mitigar estos efectos, varios países han implementado esfuerzos de conservación que han mostrado cierto éxito desde los años 2000. Además, se emplean métodos de acuicultura para criar salmón del Atlántico, aunque esta práctica ha recibido críticas de ambientalistas preocupados por la fuga de peces de granja y su impacto en las poblaciones silvestres.
La dieta del salmón del Atlántico varía con la edad, siendo los adultos particularmente aficionados al capelán. Los salmones jóvenes son territoriales, y los adultos pueden mostrar comportamientos bastante agresivos. Su patrón de migración anádromo implica pasar tiempo en agua salada para crecer antes de regresar al agua dulce para desovar.
Los esfuerzos para restaurar y proteger las poblaciones y los hábitats del salmón del Atlántico están en marcha. Países como el Reino Unido, Estados Unidos y Canadá han promulgado leyes para regular las prácticas de pesca y proteger las poblaciones en peligro. Aunque la UICN lista al salmón del Atlántico como una especie de menor preocupación, algunas poblaciones aún se consideran en peligro. Los programas de repoblación y los proyectos de restauración de hábitats están mostrando resultados prometedores en la mejora del estado del salmón del Atlántico en ciertas regiones.