Hechos sobre: Tyrolean Speck
El Speck Tirolés es un jamón distintivo con un sabor único a enebro que proviene del Tirol, una región que abarca tanto Austria como Italia. Este jamón tiene una rica herencia culinaria, combinando técnicas ancestrales de curado con sal y ahumado. Los primeros registros del Speck Tirolés datan de principios del siglo XIII y, notablemente, los métodos utilizados hoy en día han permanecido prácticamente sin cambios desde entonces. Incluso posee un prestigioso estatus de Indicación Geográfica Protegida (IGP) bajo el nombre de Südtiroler Speck, o Speck Alto Adige en italiano.
La producción del Speck Tirolés comienza con la pierna trasera de un cerdo, que se deshuesa antes de curarla. La pierna se divide en secciones y luego se cura en una mezcla de sal y especias, que incluye ajo, hojas de laurel, bayas de enebro y nuez moscada. Después de esto, la carne se deja reposar durante varias semanas. El siguiente paso implica ahumar en frío el jamón con madera de haya a temperaturas controladas durante aproximadamente una semana. Finalmente, el jamón pasa por un período de maduración de cinco meses para desarrollar su sabor completo.
A la hora de servir, el Speck Tirolés se corta típicamente en rodajas finas y se disfruta con acompañamientos como rábano picante, encurtidos y pan de centeno oscuro. Su sabor ahumado y salado lo convierte en un ingrediente versátil que combina bien con una variedad de platos, desde panes contundentes hasta mariscos, salsas para pasta, risottos y ensaladas. En Italia, suele aparecer en pizzas o en platos de pasta, a menudo acompañado de radicchio, mostrando la fusión culinaria de la región. Gracias a su sabor ahumado y proceso de curado prolongado, el Speck Tirolés también puede usarse como sustituto del tocino o la panceta.