Hechos sobre: Bufo japonicus
El sapo japonés común, o simplemente sapo japonés, es un anfibio fascinante nativo de Japón. Perteneciente a la familia Bufonidae, estos sapos pueden encontrarse en diversos entornos, desde bosques subárticos y templados hasta pantanos, marismas, tierras de cultivo, jardines, ciudades, estanques e incluso campos irrigados.
Los sapos japoneses comunes adultos pueden alcanzar hasta 17.5 cm de largo, siendo las hembras típicamente un poco más grandes que los machos. Tienen una apariencia distintiva con una cabeza triangular, un hocico puntiagudo y tímpanos elípticos. Sus cuerpos son robustos y sus extremidades bien proporcionadas, cubiertas de pequeños bultos verrugosos. El color de su piel puede variar considerablemente.
Estos sapos son nativos de varias islas japonesas, incluyendo Honshu, Hokkaido, Kyushu y Shikoku. También han sido introducidos en Izu Ōshima y Hokkaido, donde se puede encontrar una subespecie conocida como Bufo japonicus formosus. Principalmente terrestres, se alimentan de lombrices, hormigas y otros pequeños artrópodos. Cuando llega el invierno y las temperaturas caen por debajo de los 6°C, se retiran bajo tierra para hibernar.
La primavera es la temporada de reproducción para estos sapos. Se congregan en cuerpos de agua poco profundos para poner largas cadenas de huevos, que se enredan en las plantas submarinas. Para junio, los renacuajos se han desarrollado en sapos jóvenes, listos para comenzar su vida en tierra.
Gracias a su adaptabilidad y amplia distribución, la población de sapos japoneses comunes es estable. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) los ha clasificado como de "preocupación menor", lo que significa que actualmente no están en riesgo de extinción.