Hechos sobre: Żurek
En los países eslavos occidentales y Bielorrusia, las sopas hechas a base de cereales fermentados como el centeno, el trigo o la avena son un elemento básico de la gastronomía local. En Polonia, por ejemplo, existe una sopa tradicional llamada żur, elaborada con harina de centeno fermentada y carne. Variaciones de este plato incluyen el barszcz biały, que emplea harina de trigo, y el żur śląski, que típicamente se sirve sobre puré de papas. Bielorrusia ofrece su propia versión llamada zhur o kisyalitsa, preparada con avena o centeno fermentados.
La República Checa presenta su propia interpretación única de esta tradición con una sopa denominada kyselo, originaria de la región de Krkonoše. Kyselo, cuyo nombre deriva de la palabra checa para "agrio", se elabora utilizando una base de masa madre y champiñones. Históricamente, era una comida nutritiva para las comunidades pobres durante los duros meses de invierno.
El kyselo se prepara con ingredientes locales como champiñones, alcaravea, cebollas, papas y huevos revueltos. La receta puede variar de familia en familia, a menudo transmitida de generación en generación de forma oral. Se sirve típicamente caliente en un cuenco y se adorna con hierbas, siendo lo suficientemente sustanciosa como para ser un plato principal.
Sopas similares que emplean ingredientes fermentados se pueden encontrar en toda Europa del Este y más allá. Ejemplos incluyen la okroshka rusa, el borș rumano, el hapanvelli finlandés e incluso la sopa de miso japonesa.
El kyselo ocupa un lugar especial en la cultura y el folclore checos, vinculado a menudo a figuras míticas e incluso a una montaña llamada Kotel. Su popularidad se ve aún más reforzada por sus frecuentes apariciones en programas de televisión infantiles checos, lo que lo convierte en un plato bien conocido y apreciado en la República Checa.