Hechos sobre: Salsa de soya
La salsa de soya, también conocida como salsa de soya, es un condimento líquido sabroso que se originó en China hace unos 2,200 años. Elaborada a partir de soya, granos tostados, salmuera y mohos como el Aspergillus oryzae, se ha convertido en un elemento esencial en la cocina del este y sureste asiático.
Puedes utilizar la salsa de soya de diversas maneras: rociándola directamente sobre la comida, empleándola como dip o agregándola a los platos mientras cocinas para realzar su sabor. Combina maravillosamente con sushi, fideos y sashimi. Además, es apta para almacenarse a temperatura ambiente y es común encontrarla en botellas sobre las mesas de los restaurantes.
La elaboración de la salsa de soya implica ya sea la fermentación o la hidrólisis. El método tradicional consiste en fermentar soya y granos con cultivos de moho, un proceso que puede tomar varios meses. Dependiendo del método empleado, el sabor, color y aroma de la salsa de soya pueden variar considerablemente. Diferentes técnicas de fermentación, ingredientes y aditivos contribuyen a estas variaciones.
La salsa de soya es conocida por su perfil de sabor único, que incluye salinidad, umami, dulzura y un toque de amargor. Cada región tiene sus propias versiones de salsa de soya, como el shoyu japonés, el ganjang coreano, el kecap indonesio y el sii-íu tailandés, cada una con sus ingredientes y sabores distintivos.
En el aspecto nutricional, la salsa de soya contiene antioxidantes y bacterias de ácido láctico, pero también puede ser alta en sodio. Se ha encontrado que algunos tipos contienen carcinógenos, y existen opciones bajas en sodio disponibles para quienes desean controlar su ingesta de sal. Las alergias a la salsa de soya son raras y generalmente están vinculadas a la intolerancia al trigo en lugar de a la soya misma.