Hechos sobre: Belgian chocolate
El chocolate belga no es solo un manjar; es una piedra angular de la economía y la cultura de Bélgica, con raíces que se remontan al siglo XVII. Aunque los granos de cacao provienen de lugares lejanos como África, América Central y América del Sur, es la magia que ocurre en Bélgica lo que hace que su chocolate sea tan especial. La industria realmente despegó en el siglo XIX, otorgando a Bélgica una reputación estelar en todo el mundo por su destreza en la elaboración de chocolate. De hecho, desde 1894 existen normas estrictas para garantizar que solo el chocolate procesado en Bélgica pueda ser etiquetado como "chocolate belga".
La historia del chocolate belga está profundamente entrelazada con el patrimonio del país. Tomemos como ejemplo las pralines, esos deliciosos chocolates con centro suave recubiertos de una capa de pura felicidad. ¡Nacieron en Bélgica! Y no olvidemos las trufas y las figuritas de chocolate, que también son favoritas del público. Ya sean grandes marcas comerciales o pequeños chocolateros artesanales, muchas de estas recetas tradicionales son secretos muy bien guardados, transmitidos de generación en generación.
Bélgica alberga a más de 2,000 chocolateros, desde grandes nombres hasta pequeñas boutiques, produciendo aproximadamente 172,000 toneladas de chocolate cada año. El chocolate no es solo un placer local; es una exportación importante. Entra en casi cualquier tienda de comestibles y probablemente encontrarás una barra de Côte d'Or, una de las marcas más famosas de Bélgica. Y luego están los nombres reconocidos globalmente como Neuhaus, Godiva, Leonidas y Guylian, todos los cuales han puesto al chocolate belga en el mapa mundial.
Para mantener la calidad en un nivel superior, la Unión Europea introdujo un estándar voluntario que define lo que se necesita para que el chocolate sea considerado verdaderamente "belga". Este estándar enfatiza que el proceso de producción debe ocurrir dentro de Bélgica. A pesar de algunos desafíos en torno a la propiedad y los lugares donde se podrían llevar a cabo ciertas partes de la producción, el chocolate belga sigue siendo un referente de calidad y artesanía en el mercado global.