Hechos sobre: Cracker
Las galletas saladas, esos aperitivos planos y crujientes que todos amamos, están hechas principalmente de harina y, a menudo, llevan un toque de sal, hierbas, semillas o incluso queso para realzar su sabor. Puedes comerlas directamente de la caja o acompañarlas con queso, dips o untables. También son ideales para limpiar el paladar entre diferentes degustaciones de comida o para añadir una textura crujiente a las sopas cuando se desmenuzan.
Las galletas saladas que consumimos hoy tienen sus raíces en antiguos alimentos como los bizcochos de barco y el hardtack. Existen variedades tanto saladas como dulces, y el método de horneado las distingue de las galletas dulces. Vienen en una amplia gama de formas y tamaños, y algunas contienen ingredientes especiales, como queso o especias, para aportar un toque adicional.
Entre los tipos populares se encuentran las saltines, los oyster crackers, las cream crackers y las galletas con queso, como Cheez-It y Goldfish. Incluso opciones más dulces, como las graham crackers y las digestive biscuits, comenzaron siendo promovidas como elecciones saludables. También hay recetas creativas, como el pastel de manzana falso, donde las galletas saladas juegan un papel protagonista.
¿Alguna vez has notado esos pequeños agujeros en las galletas saladas? Se llaman agujeros de perforación y previenen la formación de grandes bolsas de aire durante el horneado. Algunas de las marcas más reconocidas incluyen Ritz, Triscuit y Wheat Thins, que son perfectas para disfrutar con queso, paté o mousse.